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Una parte de mí. –Multiétnica-


Una parte de mí está muerta
Por la barbarie,
La tortura, la represión
Por la violación de mi cuerpo mancillado

Una parte de mí no respira
Ustedes transgredieron
Mi frágil oquedad
¿Cuántos fueron?
¿Cuántos de ustedes mi vagina destrozaron?

Una parte de mí, se niega a continuar
Se detuvo en el instante mismo
En que ustedes la mutilaron
¡Soldados! ¡Verdugos! ¡Genocidas!
¡Ustedes hermanos!
Hijos de un mismo suelo
Al que de sangre empaparon, ¡ Tiranos!

Una parte de mí
Se niega a existir
Se ha vuelto penumbra, que me arrastra y me obliga
Que a mi alma castiga y renuncia a vivir

Habita en el desamparo
Ésa parte de mí
Que se aísla y se encierra
Que en silencio perece
No es retoño que crece
Ni eco de montaña
De aquella tierra arrasada, que ustedes hicieron quemar

Una parte de mí agoniza a la deriva
Ustedes despedazaron
Los pétalos de mi embellecida flor
Con estacas, metrallas y cuchillos
Cercenaron su tenue botón

Una parte de mí, perdió su niñez
El embrujo de la infancia de niña aldeana me abandonó
Se largó a un mar de angustia que me intenta ahogar

Mi primera sangre
Ustedes la hicieron bajar
Desde mis entrañas molidas a golpes
Dese mi corazón dolido que se niega a palpitar
Desde mis ovarios de niña
Que reventaron a palos

No, ya no seré un jardín
De lozanas flores del campo
Porque mi tierra infértil la dejaron
Es un desierto donde sólo crecen tormentos
De trastornos lapidarios
Que a mi infringido ser sepulta

Pero, hay otra parte de mí
Que lucha constantemente por sobrevivir
Soy la niña, la adolescente, la mujer que sigue viendo de frente
Cada día el amanecer, la nueva aurora , el renacer
Soy la anciana que se resiste a perecer
En la sombra del silencio
¡tengo una voz autónoma!
¡Un canto emancipado de ave de monte!
¡Un Nawal que me guía y las ancestras de las fosas clandestinas que mi candil son!
¡Desde esas profundidades claman justicia y castigo!
¡ A más de un genocida que nos vulneró!

¡Soy la que creíste muerta, asesino!
Pero sobreviviente soy, de las cenizas he resurgido, ¡tirano, opresor!
Crezco en enredaderas de aquella bella flor, llamada tamborillo, de mi aldea un primor.

-Por las hermanas Ixiles, hoy y siempre-.

Ilka.
Abril 02 de 2013.
Tabucolandia.

Temporal de justicia


Por Ilka Oliva.

No, si no ha llovido por gusto en mayo. No por gusto florea el izote y el tamborillo, no por gusto reverdece el zacate y no por gusto las libélulas se enfilan hacia la quebrada. No por gusto se despiden las chicharras con un sonoro canto silvestre. No por gusto los charcos y los lodazales. No por gusto es el mes de la siembra, el mes de la fertilidad de la tierra.

Un diez de mayo inolvidable. De chiripa, carambola, temblorina, apocalíptico, capicúa. Un diez de mayo de un dos tres chiricuarta por mí y por mis amigos, de esos amigos niños, adolescentes que desde la negrura de una fosa clandestina corren en el juego de la libertad.

Insólitamente hermosa es la prosa de la justicia cuando se desnuda en sutileza ante un pueblo que ha clamado sus versos más sublimes, durante siglos.

No, si el temporal no es por gusto el agua lava las heridas porque es agua caída del cielo abrazada por las nubes que han sido testigos de tanta atrocidad.

Engranizada para hacer retumbar hasta la más seca quebrada de injusticia y desaliento.

Un diez de mayo poéticamente lozano la semilla volverá a crecer no existirá jamás tierra arrasada que no retoñe la raíz de un nuevo amanecer.

Ningún fusil que robe el suspiro de la vida en albedrío.

Se escucha en el viento el eco de cantos de todos aquellos, de todas aquellas que en la sombras de las desapariciones forzadas hoy elevan las voces en trovas de ventura y bonanza. Se siente el latir de sus corazones en cada gota de lluvia. No han muerto, son inmortales, perennes flores en los zacatales.

Hoy majestuosamente honrado el diez de mayo hace loor a la fecha, honrar a la mujer madre: la madre de hijos e hijas desaparecidos, madres de crías a las que se las tragó el genocidio, madres que hoy prueban por primera vez el sabor de la sal de una lágrima de sosiego, de tranquilidad, una lágrima que permite un respiro, un descanso bajo la sombra del pino.

El mes de la lluvia ha mojado la tierra árida, desértica, ultrajada, manchada de sangre seca que derramaron las oquedades de niñas y mujeres violadas por el hermano soldado que nos las respetó. La sangre de vidas truncadas en la ferocidad y el ansia de asesinos disfrazados de seguridad.

Cantan las aves, entona el riachuelo las coplas de un nuevo nacimiento en el corazón de la montaña, agua cristalina que nutrirá hasta el alma más golpeada por el puño genocida.

En la urbe las paredes bajo siete capas de pintura guardan tranquilas los recuerdos que hoy en grafiti van a expresar.

No, si en mayo no llueve por gusto. El temporal no es pasada de nube. Nos ha caído una borrasca de justicia, ¡salgamos a mojarnos!

Por quienes hoy aun anónimos ocultos sus cuerpos en más de una cuneta en las calles del país, aplauden la memoria histórica, la honradez, y lucha implacable.

Salgamos a mojarnos por quienes lloraron sangre en los centros de tortura. Por quienes hoy no pueden abrazar a sus madres, conversar con sus padres.

Por quienes hoy dejan de ser invisibles en el paso del tiempo y han tomado las calles, los caminos y los cerros retornando a sus hogares convertidos en lluvia y niebla llamadas: justicia. Salgamos a mojarnos por los miles que desde el amargo exilio han bebido la hiel del destierro obligatorio, consecuentemente por salvaguardar sus vidas.

No, si en mayo no llueve por gusto, tampoco por gusto florea el izote, el güisquilar, y las guías de ayote, es porque pronto darán los frutos de estas largas décadas en busca de la justicia que dejó de ser botón. Salgamos a mojarnos que esto no es un chaparrón. Tampoco visión de espanto en madrugada, créalo en Guatemala se empieza a respirar la bruma de la justicia en el colorido mes de las flores.

Salgamos a mojarnos por la memoria histórica, por el corazón latiendo de quienes hoy desde alguna nube convertidos y convertidas en gotas de lluvia nos abrazan.

Por ellos y por ellas que son el arcoíris que nos recuerda que después del temporal el cielo escampa.

¡Sí hubo genocidio y ha sido comprobado!

Aún falta acabar con el gorgojo de la milpa enjilotada para poderla ver mazorca, así mismo tirarle el chilate a los coches que ya se empieza a shuquear, hoy se tiró el primer guacal aun faltan otros toles y tinajas. Y muchas mazmorras por llenar.

Gracias a quienes desde siempre han luchado, a las chicharras de más de un verano, a los gorriones de pechos amarillos, y a quien desde su plataforma se ha mantenido firme sin respiro en la búsqueda de la justicia. A ustedes gracias por dejar a las generaciones nacientes el ejemplo de la honra y la frescura de la memoria histórica con el otro rostro de la verdad.

Guatemala: Las mujeres imprescindibles en la lucha por la memoria


Publicado en Periodismo Humano

Por Quimy de León

Prensa comunitaria

Eran las tres de la tarde cuando entré a la sala de vistas de la Corte Suprema de Justicia. Estaba llenísima de gente, eran cientos de personas, ni siquiera puedo decir cuántas. Había luchadoras sociales de toda la vida, también jóvenes, muchas de ellas provenientes de diferentes puntos del país; había presencia de comunicadores sociales, periodistas tanto nacionales como prensa extranjera; también hubo familiares de militares que vociferaban mensajes de odio. Había tanta tensión que hasta se podía oler y tocar.

Al entrar en la sala, me encontré con amigas, con quienes nos hemos acompañado y coincidido en esta lucha que es la vida y es de toda la vida; entonces me sentí más tranquila, segura de que todo esto es mucho más fácil si caminamos juntas.

Las mujeres y hombres del pueblo Ixil, con su presencia nos regalaron la posibilidad de entender cómo se teje delicadamente y con paciencia el rojo con verde, blanco, rojo, azul, morado y amarillo que es la fuerza de la memoria llena de voces, silencios, dolor, lágrimas, insomnios, sueños, convicción, paciencia y dignidad que no olvidaremos jamás.
Había mucho calor, la tierra acababa de temblar y las nubes grises que cubrían el Palacio de Justicia y la torre de tribunales anunciaban que pronto vendría algo más que lluvia. La tierra estaba lista para recibirla y nosotras también.
Eran muchas expectativas de lo que ocurriría, nerviosismo, ansias y esperanzas. Aunque deseábamos y sabíamos que se haría justicia, también había temores y dudas; hay un dicho que siempre repetimos, que en Guatemala se han visto muertos acarreando bultos, es decir que puede pasar cualquier cosa.
Y es que, como es común, circulaban muchos rumores acerca de que la defensa de los dos militares juzgados, interrumpirían y evitarían que se dictara sentencia, que moverían su poder, que aparecerían con un papel que lo arruinaría todo.Yo no era capaz de ser totalmente consciente del momento que estábamos viviendo, ni siquiera de todo lo que estaba sintiendo y percibiendo, sólo sabía que por toda mi historia, nuestra historia, debía estar ahí presente.
Como comunicadora, grabadora y cámara en mano caminé y bajé hacia donde se ubicarían las juezas y el juez, hacia el lugar en donde se reafirmaría lo que los pueblos hemos dicho hasta el cansancio: que sí hubo Genocidio. Por eso decidí no separarme de ese lugar: quise escuchar a un metro de distancia, documentar, registrar con mi cámara, con mis emociones y con mi memoria ese momento.
Cuando la jueza Jazmín Barrios leía, pronunciaba la sentencia, mis oídos no terminaban de enviar señales al cerebro, imaginaba, recordaba, pensaba, pero principalmente sentía. No hablé con nadie, no pronuncié ninguna palabra, no podía.Cantar en la sala  “aquí no lloró nadie, aquí solo queremos ser humanos…”  fue como una pomada que lavaba las lagrimas que poco a poco nos permitirán descansar, detenernos un poco para seguir y tomar más fuerzas.
Reafirmar que hubo Genocidio es un reconocimiento de dignidad para quienes entregaron su vida y para quienes la dedican a dignificarles. No era alegría lo que sentía, era tristeza, dolor, eran recuerdos, era un poco de tranquilidad, era un poco de justicia.Pero también rabia de saber que en este mismo momento se continua justificando el uso de la violencia estatal para imponer el modelo económico que acumula riqueza; y que para hacerlo pareciera que no están dudando en repetir los mismos actos que hace treinta y un años.
Hoy en mi país hay miles de personas amenazadas por la presencia patriarcal, autoritaria y violenta de empresas y ejército; decenas de personas presas y perseguidas políticas, existe represión y militarización Hablo de los hechos ocurridos el 9 de mayo en Barillas y San Mateo Ixtatán, el estado de sitio en cuatro municipios del país, las comunidades desplazadas como la del Centro Campesino en Petén y decenas de personas asesinadas como Daniel Pedro por decidirse a defender la vida, el agua y el territorio, que amenazan empresas nacionales y trasnacionales con el apoyo del gobierno.
El reconocimiento de que si hubo Genocidio en Guatemala es un paso importante para la lucha por la memoria, la impunidad y la verdad; en donde el papel de las mujeres es y ha sido imprescindible.
 Este juicio también dejó evidente la disputa del sistema patriarcal por mantener su hegemonía, que se expresa en la dominación masculina evidente en las acciones violentas de hombres de la clase dominante en su mayoría criollos y ladinos, funcionarios de gobierno desde el presidente (ex kaibil señalado también en este juicio) militares, representantes de las cámaras de empresarios y finqueros, dueños de medios corporativos, operadores politicos, abogados bigotones, gritones y misóginos.  Todos ellos en un pacto patriarcal, dispuestos a encubrir los crímenes más atroces cometidos por todos ellos.
Todos ellos acostumbrados a manejar el país, las leyes y a la población, principalmente a las mujeres y a los pueblos indígenas, con impunidad y por la fuerza.
Desataron una campaña de terror, chantaje, manipulación y criminalización misógina y racista, hacia  las mujeres como la Jueza Jazmín Barrios, las valientes mujeres ixiles que denunciaron las atrocidades cometidas en su contra como la violencia sexual, las feministas, defensoras de derechos humanos y de los pueblos indígenas, mujeres indígenas, mujeres de izquierdas, periodistas de Guatemala y de otros países -estas últimas señaladas de financiar y promover el juicio por genocidio.
Por los testimonios de las mujeres ixiles y peritas que analizaron los crímenes en contra de ellas y otras miles que no pudieron expresarse en este juicio, quedó clara la amenaza que han significado las mujeres para quienes han ostentado el poder y la intención de someternos hasta el exterminio.
Una mujer que piensa y habla siempre ha sido una amenaza. En este caso la sienten desde sus estructuras de poder más profundas, por lo tanto este juicio podemos considerarlo también un avance en la lucha contra el patriarcado.
Creo que inicia una etapa en nuestras luchas en donde debemos reflexionar la historia y la memoria también desde la perspectiva feminista, evidenciar los crímenes de odio desde los cotidianos hasta los estructurales y garantizar que no queden impunes, nunca más.
Quise recoger este momento histórico en los sentimientos  y emociones de algunas de éstas mujeres valientes, a escasos minutos de que la Jueza Jazmin Barrios terminara de leer la sentencia; la sala de tribunales, el país entero, la tierra, el cielo y nosotras nos estremecimos.
Les invito a escucharlas y a compartir con nosotras un pedazo de esta historia:

«Vengo por Justicia» -Juicio por Genocidio, Testimonios sobre Violencia Sexual


Publicado en Prensa Comunitaria el día 2 de abril 2013.

Foto Reportaje
Cristina Chiquin  
 
Durante la jornada del juicio por Genocidio, día 2 de abril, se escucharon los testimonios de 10 mujeres Ixiles víctimas y sobrevivientes de violencia sexual y otras violaciones a sus derechos humanos por parte del Ejército de Guatemala. Los hechos narrados sucedieron durante los años 1982 y 1983.

Con el rostro parcialmente cubierto, una a una, las mujeres entraron en la sala de audiencias.

“Nos tuvieron por 15 días en un calabozo, en el charco de sangre de toda la gente que habían matado… a mi hija la cacharon, 4 soldados… la violaron y ella lloraba”

La segunda testigo narró sobre la violación sexual que vivió a sus 12 años a manos de soldados Guatemaltecos.

“Tenía 12 años me llevaron al destacamento con otras mujeres allí me amarraron los pies y las manos… me pusieron un trapo en la boca…y me empezaron a violar…yo ya ni sabía cuántos pasaron…perdí la conciencia…y ya la sangre solo corría…..luego ya no podía ni levantarme ni orinar…”[1]

La mayoría de ellas denotaba en su voz el dolor de los años de silencio, la valentía al dar su testimonio frente a la sala de audiencias y los jueces que presiden el debate oral y público pero, sobre todo, ante la mirada de los acusados.

Las lágrimas de muchas de las testigos provocaron emociones a las personas presentes; una de ellas especifico cómo conoció a Ríos Montt, pues en el momento de los hechos los soldados le dijeron que las órdenes venían de la presidencia.

“Nuestro presidente ordenó que se vayan todos los Ixiles”


“Nos llevaron a un cuarto los ejércitos”

El uso de la violación sexual fue un arma utilizada por el Ejército de Guatemala. Esto generó terror, miedo y silencio. Hasta el día de hoy sigue causando tristeza y tiene repercusiones físicas, emocionales y sociales a las sobrevivientes y a la comunidad.

¿Qué sienten sus corazones?

“No estoy bien ahora me duele el corazón, no somos ladrones”

“Pido Justicia”

“Vengo aquí a declarar por la tristeza que me provocaron en ese tiempo y vengo por justicia”

 De esta manera 10 mujeres marcaron con su historia la búsqueda de justicia y de ser escuchadas. Ellas son la muestra de los vejámenes vividos por otras muchas mujeres y son ellas quienes, a través de su cuerpo, su voz y su vida, hoy estuvieron frente a la historia de todo un país que espera se reconozca y se haga Justicia por el Genocidio ocurrido.

Por la tarde se presentaron las pruebas de parte del MP y la parte querellante. El día 3 de abril se retomará los testimonios de hombres y mujeres Ixiles. Será otra jornada donde se espera se sienta viva la historia del país tan necesitado de la reivindicación de la memoria y la verdad.

Mujeres de diferentes lugares presentes en la audiencia.
La  firmeza de una flor que muestra la esperanza de un pueblo.
Rigoberta Menchú , Premio Nobel de la Paz se hizo presente en la audiencia.
Mujeres en solidaridad con las testigos se cubren el rostro.
Testimonio de Mujer Ixil
Emociones durante la audiencia, cansancio, tristeza, fuerza
José Rodríguez Sánchez
Efraín Ríos Montt
Manta de la Memoria colacada a las afueras de la Torre de Tribunales
Justicia
Revisión de Pruebas
Mujeres compartiendo y presenciando la audiencia

CCR/eq